Muchas veces nuestros deberes y compromisos con la familia nos impiden pasar más tiempo con las amigas.
A veces incluso nos sentimos mal por haber fallado a esa amiga (que lo es de toda la vida) con la que no hemos podido estar cuando ella lo ha necesitado.
Pero voy a ponerme en el lugar de mi amiga y sé que aunque hoy está molesta por no tenerme a su lado, no dejará de ser mi amiga y quererme como yo la quiero a ella.
Eso es lo bonito de la amistad, nos aceptamos tal y como somos, sin condiciones ni cláusulas.
Te quiero Amiga, la próxima espero no fallarte.